Periodismo en decadencia
- Sebastián Marín

- 16 nov 2020
- 2 Min. de lectura
La libertad de prensa forma parte de los pilares de la democracia. Nosotros como ciudadanos tenemos la opción de elegir que medios de comunicación seguir u oir. Así lo dicta una sentencia de la Corte Constitucional. Más allá de todo esto, existe una profesión que por años ha sido pisoteada, y que en tiempos de modernización ha cogido un papel fundamental en la vida diaria. El informar con objetividad y con verdad son lo principal en un medio de comunicación y aún más cuando estos tienen micrófonos nacionales, sus palabras se vuelven virales y esa cadena de información se vuelve extensa y puede llegar a ser peligrosa o importante.
Hace unos días hubo ciertos cambios en el grupo Semana. Uno de los principales medios informativos del país, tras la llegada de la nueva directora Vicky Dávila, una orda de periodistas con ideas contrarias a las de la nueva directora, dejaron el grupo en el que habían trabajo muchos años y gran parte de su carrera. Con los cambios ocurridos en Semana empieza la campaña de desprestigio y desinformación para el 2022. No hay día que los medios ratifiquen su apoyo a el gobierno, tapándoles jugaditas como si se tratara de un juego de ajedrez, los peones (periodistas) defienden a su rey y reina (el estado).
Pero no solo ocurre ahora en Semana, viene sucediendo desde muchos años. Podría decirse que desde que Samper privatizó la televisión. A mi no se me olvida como era RCN en el 2006-2010, cuando Claudia Gurisatti y Victoria Eugenia estaban en la emisión del medio día, tirando flores y halagos al narcoestado. El 70% del congreso era paramilitar, desapariciones forzosas y chuzadas. Todo esto nunca se mostró, se le vendió a la gente otra idea y esto generó un control de masas, como dicen por ahí "crea fama y échate a dormir". El estado tomó poder sobre los medios y los usa para mantenerse en el poder, metiendo miedo, desinformando, la pregunta es ¿Cuándo se perdió esa ética del periodista?
Aunque hay muchos periodistas que aún no se han vendido al establecimiento, cada vez son más quienes lo hacen, aún sabiendo que lo que dicen está mal, prefieren seguir manteniendo una pared de concreto que en algún momento va caer. Las personas ya no están creyendo en los medios tradicionales, pues saben que carecen de imparcialidad. Prefieren otras opciones, pero de nada sirve mostrar la verdad a unos cuantos, cuando siguen siendo manipulados por quienes tienen poder sobre los micrófonos nacionales, el periodismo atraviesa una época turbia, donde perdieron sus principios y su ética, ahora solo queda decadencia y unos cuantos que luchan para salvar algo de lo que queda.
SEBASTIÁN MARÍN

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